El Estudio de Paisaje ha sido motivado por la presión urbanística que actualmente se cierne sobre la Vega Baja, un espacio abierto clave para la ciudad de Toledo por sus yacimientos arqueológicos, su relación con el rio Tajo y por la necesidad de proteger el paisaje en el entorno del casco histórico, declarado Ciudad Histórica Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1986.

En la declaración de Toledo como Conjunto Histórico artístico en 1940 ya se concretaron medidas de protección del paisaje, desarrolladas posteriormente en las instrucciones de la D.G. de Bellas Artes de 1968 y recogidas en el Plan Especial para el Casco Histórico de Toledo (PECHT) de 1997, mediante un plano de protección de Paisaje y Visuales en el que se marcaban los conos visuales donde los crecimientos urbanos y las obras públicas debían tener en cuenta el impacto sobre el Patrimonio de la ciudad, que pudieran dañar o disminuir su identidad territorial. La Vega Baja estaba comprendida en esta zona de protección, que se ha venido cumpliendo hasta el Plan General de 1986, momento en que se propone el desarrollo urbano de las Vegas.

Con el Estudio de Paisaje, se ha puesto de manifiesto la gran vulnerabilidad de la Vega Baja ante el planeamiento vigente, pero también el gran potencial para la ciudad como lugar de encuentro con su rio y como espacio abierto donde pueden convivir restos arqueológicos con otros usos que no deterioren el paisaje del conjunto, y al contrario contribuyan activamente a la vida de la ciudad, mejorando la calidad ambiental y la oferta de cultura y ocio.